Un granjero chino tenía un caballo para trabajar en el campo. Un día, el caballo se escapó y los vecinos vinieron a consolar al granjero por su mala suerte.
El granjero respondió diciendo “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”.
Al día siguiente, el caballo regresó al campo con otros cinco caballos salvajes. Los vecinos vinieron a felicitar al granjero por su buena suerte.
El granjero respondió diciendo “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”.
Al día siguiente, el hijo del granjero intentó domar uno de los caballos salvajes y se cayó, rompiéndose una pierna. Los vecinos vinieron a consolar al granjero por su mala suerte.
El granjero respondió diciendo “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?”.
Al día siguiente, los oficiales militares llegaron al pueblo para reclutar jóvenes para el ejército. Al ver que el hijo del granjero tenía una pierna rota, lo dejaron en paz. Los vecinos vinieron a felicitar al granjero por su buena suerte.
El granjero respondió diciendo “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?